LAS COSAS COMUNES por Juan Mari Montes
Uno de los
más deslumbrantes magos del pop actual fabricado en Italia, el romano Daniele
Silvestri, levantaba hace algún tiempo un detallado inventario a ritmo de rap
de todas las cosas en común que tenía con su chica. “Le cose in comune” era el
título de aquella maravillosa canción en la que Silvestri confesaba que la idea
le había surgido cuando ella le había advertido que ambos tenían en común para
empezar el haber nacido en la década de los sesenta. A partir de ahí el
cantautor pillaba un folio y hacia un listado de asuntos comunes comenzando con
lo más básico y evidente (dos brazos, dos manos, un cerebro, dos piernas o dos
pies) para ir entrando en detalles: A ambos les gustaba escuchar la música a
todo volumen, les emocionaban los mismos músicos -Lucio Battisti, Police, Prince-
y les pirriaban asuntos tan cotidianos como comer, dormir, viajar, bailar,
sonreír y hacer el amor. Daniele llegaba a la conclusión que tenían exactamente
4.850 cosas en común y sólo una diferencia esencial: mientras él tenía un
aspecto de lo más vulgar, su chica era bellísima.
Al
contrario de lo que sucedió en las anteriores elecciones, Alberto Garzón y
Pablo Iglesias parecen haber tenido la misma romántica idea que Silvestri y
estos días se han encerrado en alguna parte íntima a elaborar su lista de cosas
en común. Finalmente han salido con una lista de coincidencias y ahí les vemos contentos
brindando con cerveza, que a buen seguro figuraría como su jarabe preferido en
la lista de cosas comunes.
A
Iglesias, hombre de lágrima fácil, incluso le hemos visto llorando emocionado
abrazándose a Anguita tras las buenas perspectivas que presenta la alianza,
cosa que ha provocado ciertas burlas y cachondeo. Pero ojo, colegas, que tarde
o temprano será lo más inteligente que les toque ir haciendo a todos para tirar
adelante. Más pronto que tarde, tendrán que retirarse (de dos en dos, de tres
en tres o de cuatro en cuatro) a elaborar sus correspondientes listas de cosas
en común si es que quieren sacarnos del punto muerto en el que nos tienen
atascados para vergüenza y perjuicio de todos. De modo que vayan tomando lápiz,
papel y a la tarea. Les comienzo la lista gratis: dos brazos, dos manos, un
cerebro, dos piernas y dos pies.
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