EL DESMAYO por Juan Mari Montes
Leo en un periódico nacional refiriéndose al desmayo
de Isabel Pantoja: “No se olvidará facilmente la cara de Isabel Pantoja
agredida violentamente a la salida del juzgado de Málaga. Además de tirarle del
pelo hasta derribarla, golpearla y solo de milagro no patearla en el suelo, la
justiciable ajusticiada ha vista exhibida su lencería más íntima en todas
partes, desmayada en el suelo del coche”. Ese mismo día, leo en otro,
igualmente nacional y también al pie de la letra lo siguiente: “Como buena
tonadillera, a Isabel Pantoja le encanta el drama y lo vive en sus carnes y hasta
hace que alguna gente se lo crea. Le pone el mismo empeño a su actuación cuando
está encima del escenario que cuanto está ante el juez. Justo a la entrada de
su coche salió a escena la verdadera actriz que lleva dentro y se desmayó presa
de la ansiedad mientras la metían en el coche”.
Repito: las dos citas periodísticas las reproduzco al
pie de la letra y ninguno de los dos redactores están ejerciendo su legítimo
derecho a opinar sino informando de unos hechos que se produjeron al salir la
cantante de los juzgados tras escuchar una sentencia en la que resultaba
condenada a dos años de cárcel (que no cumplirá) y a una multa pecuniaria que
no le costará pagar (en el juicio dejó claro que las entrevistas concedidas
a las revistas del corazón acostumbran a
pagárselas a 350.000 euros).
Claro, lo de Isabel Pantoja es una simple anécdota
pero qué puñetas está pasando en la prensa de este país que ya no nos ponemos
de acuerdo ni siquiera para informar de un hecho retransmitido además por unas
doscientas cámaras de televisión que se encontraban en el lugar. Como se puede
contar algo de forma tan diferente y tan profundamente antagónica. Sospecho que
finalmente tendremos que aplicar las mismas técnicas para analizar la verdad de
las cosas que se aplican en los partidos de fútbol con decisiones arbitrales
controvertidas: la cámara lenta. Desempolvar aquella mítica moviola. Eso sí, a
mí personalmente lo de la Pantoja me parece un penalti como una catedral.
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