miércoles, 15 de junio de 2011

PAN Y LIBRO



No sólo de pan vive el hombre. Yo si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque de lo contario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.”

El fragmento anterior pertenece al discurso que en 1931 pronunciaba el poeta granadino Federico García Lorca, precisamente en la inauguración de la humilde biblioteca de su pueblo, Fuente Vaqueros. También es uno de los textos que cada cierto tiempo recibimos vía email. Me alegró verlo igualmente reproducido en el blog personal de Calixto Bieito, director durante las dos últimas ediciones del Festival Internacional de las Artes, que con sus virtudes y defectos, es sin duda un necesario y saludable programa de cuya existencia todos los salmantinos debemos congratularnos.

Ojalá que ahora que vemos jurar nuevos cargos en nuestras administraciones locales, estos nuevos políticos que se ocuparán de la gestión de la ciudad y a los que les oímos hablar de que vendrán años de austeridad, no olviden nunca las palabras que pronunció el poeta un poco antes de que precisamente otros gobernantes muy poco amigos de libros y de la cultura le acribillaron a balazos en los campos de Alfacar. Aunque la inexplicable supresión de algunos programas culturales que parecían consolidados o las últimas señas culturales tras la fusión de Caja Duero (esa entidad que tanta vida cultural aportó a nuestro ciudad), no ofrezcan muy buenas expectativas en este sentido, ojalá estos nuevos cargos comprendan que la cultura no es un lujo superfluo e innecesario del que será muy fácil recortar sin causar agravios e irreparables heridas en una ciudad que siempre presumió de efervescencia cultural. Sí, ojalá perciban que la cultura es una actividad tan necesaria para todos como la de alimentarse.

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