viernes, 19 de noviembre de 2010

EL DEBATE



El primero decía que era un gesto absolutamente repugnante y que constituía una falta de respeto gravísima, que denotaba claramente la poca profesionalidad de aquel sujeto. El segundo, sin embargo, juraba que era una obra maestra absoluta, una sublime delicatessen propia de uno de los mayores genios de nuestros días. Los dos tipos apostaban fuerte y disparaban sus razones como balas de un revólver con el gatillo decididamente nervioso.
Por supuesto, ninguno de los dos escuchaba los argumentos del tipo que tenía enfrente, ni se movía un sólo centímetro de su improvisada trinchera. En realidad, sólo luchaban por interrumpirse mutuamente y por intentar ser más eficaces y contundentes cuando llegó la hora de escupirse algún que otro insulto de menosprecio. El moderador del debate callaba mientras su bobalicona sonrisa delataba por donde andaban exactamente sus abstraídos pensamientos: calculando los interesantes índices de audiencia. Lo que no podría asegurarles es si finalmente se decidieron a sacar cada uno de ellos una navaja del bolsillo para clavársela en el corazón a su contrincante, aunque tampoco lo contrario. Desgraciadamente me levantaron tal dolor de cabeza que tuve que apagar inmediatamente el televisor.
¿Sobre qué discutían?. Se preguntarán ustedes. ¿Sobre la Reforma laboral?, ¿Sobre la población de inmigrantes en Cataluña?, ¿Sobre los pormenores de la entrevista concedida por el ex presidente Felipe González a Juan José Millás?, ¿Sobre las excursiones erótico festivas del literato Sánchez Dragó por algunos países orientales?, ¿Sobre el dinero gastado con ocasión de la visita papal a España?. Pues no. Ojo, también estos asuntos nos salpicaron la solapa con su correspondiente lluvia de sangre, saliva y veneno. Pero en este caso les confesaré cual era el meollo de la discusión de estos dos civilizados señores: la espaldinha de Cristiano Ronaldo en el derby de la semana pasada entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid. Sí, lo prometo. Sobre la absoluta y total nadería del balón despejado por el guardameta del Atlético de Madrid, que Cristiano Ronaldo decidió pasarle a Xabi Alonso mediante un sutil golpecito de espalda.
¿No nos estamos volviendo rematadamente locos?

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