martes, 26 de octubre de 2010

EL MORRO




Dijo lo que dijo el alcalde de Valladolid sobre lo que le sugerían los morritos de una de las ministras. Esta burrada de austrolopiteco en celo que tan bien define una personalidad y que lo ha aupado de pronto a la fama nacional, ya se queda ahí para los restos, bien pegada a su nombre como una inoportuna caquita de perro a la suela del zapato. De nada sirven pues las rectificaciones, los matices, los actos de contrición, los indicios de arrepentimiento que lleguen o no lleguen a posteriori intentándolo remediar, o como es el caso, salpicándolo todo un poco más con las irremediables perlas que acostumbran a salir sin tino por su boca procaz e impertinente.
A partir de ahora alguien desde cualquier rincón del mundo en el que se encuentre tecleará el nombre del alcalde de Valladolid en un buscador y junto a este nombre vendrá pegada indisolublemente la correspondiente cagada del excelentísimo. Si tenemos mucha suerte y no se le escapa ninguna otra burrada de similares características o pelín más gorda, esta declaración será su gran contribución al mundo de la política, el recuerdo más imperecedero de su trayectoria como gestor público, sus quince minutos warholianos de fama, la medalla que podrá mostrar en su día a sus nietas si las tuviere, como uno de los pensamientos más extraordinarios que fue capaz de regalar a la humanidad.
Lo peor de todo es que ésto no se queda en el ámbito privado de un personaje de soez verborrea. Lo que importa es que también incumbe al buen nombre de cierta honorable ciudad y a ciertas siglas políticas. Valladolid y PP también aparecerán manchados gracias a este alcalde que tiene cómo una de sus máximas preferidas primero largar y posteriormente pensar si lo emitido salió rebuzno o frase inteligente. Corresponderá pues a la ciudad de Valladolid y al partido que representa, decidir lo más pronto posible si quieren seguir ligados a un tipo con salidas de machito carpetovetónico o limpiar su buen nombre apartándolo inmediatamente de la gestión pública. Supongo que tendrán alguien más digno que los represente. ¿O no?

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