jueves, 12 de agosto de 2010

CUENTOS CHINOS por Juan Mari Montes




Pues ya ven el despiste que llevo encima. Precisamente ahora que contra pronóstico me atacó el capricho de acercarme al Museo de Arte Oriental de Salamanca, para cultivar un poco mi espíritu tan embrutecido últimamente a base de fútbol, playas nudistas y rock and roll, alguien me informa que se encuentra cerrado sin poder aclararme muy bien los motivos de tal clausura ni cuándo volverá a estar abierto a las visitas de autóctonos o turistas.
En realidad debo confesarles a ustedes que exceptuando un puñadito de películas de Kurosawa, las minimalistas nóvelas de Haruki Murakami y algunas puntuales delicias gastronómicas, a un servidor el arte oriental, incluso ése que se extiende desde el neolítico hasta dinastía Ming, se la trae realmente floja. Lo que en realidad a mí me subyugaba de este extraordinario museo y de ahí el chasco que me he llevado ante la noticia de su cierre, es que según los expertos especializados en la materia lo que se exponía en este museo eran piezas presuntamente falsas, es decir, copias más o menos parecidas a otras obras originales, bien fueran recientes o antiguas.
Esto no quiere decir, sin embargo, que en el citado museo no se exhibiera auténtico y verídico arte. Si realmente los impulsores de este Museo, los coleccionistas Pilar Coomonte y Nicolás Gless, como dicen los expertos, no nos estaban ofreciendo puro arte oriental sino genuina bisutería todo a cien de tienda china, no me digan ustedes que no derrochan arte por un tubo para engañar a tanta gente con responsabilidad política en nuestra ciudad para que apoyen e inviertan una pasta gansa (más de un millón de euros) de todos los salmantinos en mantener abierto este dudoso museo en el que con tanto cuento chino nos han estado dando gato por liebre durante las últimas temporadas. Propongo por tanto, la próxima reapertura de este Museo Oriental de Salamanca, pero no ya como muestra de antiguos artes chinos y japoneses sino como Singular Museo de Modernas Artes de Tomaduras de Pelo. Y que con tal nombre figure, por favor, en las utilísimas guías turísticas y culturales de la ciudad.

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