jueves, 1 de julio de 2010

DEL BOSQUE



Acostumbro a entregar estos artículos los lunes por la mañana. Es decir, ayer, en el momento de enviarlo, no sabía exactamente si España ganó a Honduras (sería una lamentable sorpresa lo contrario) pero independientemente de éste puntual resultado, lo que es seguro es que más pronto o más tarde comenzarán las tareas de lapidación pública a nuestro paisano Vicente Del Bosque. Intuyo además que puede que no salga vivo de estos campeonatos mundiales. Conviene tener en cuenta que por mucho que creamos en esta extraordinaria generación de futbolistas que hoy forman nuestra selección y por mucho optimismo que le echemos a la cosa, existe una más que desalentadora evidencia: jamás lo hemos conseguido. En toda la historia.
En definitiva, muy pronto se olvidará todo lo que Del Bosque ha conseguido en el fútbol español por muy meritorio que esto sea. Vamos a leer que Vicente Del Bosque es buena persona pero que no tiene carácter para dirigir a toda una selección nacional de fútbol. Vamos a escuchar que no sabe leer un partido de fútbol, que tiene reacciones lentas y desacertadas, que es blando, torpe, lento, ineficaz. Vamos a enterarnos de que toda la culpa de cada error cometido por sus futbolistas o el árbitro, la tiene precisamente Del Bosque. Sí, se le administrará veneno por un tubo, empezando por el anterior seleccionador del equipo nacional (en realidad, a éste ya se le han escapado anticipadamente tras el partido contra Suiza las primeras impertinencias) y acabando por el aficionado más fiel que pueda existir. Va a caerle a Del Bosque un copiosa lluvia de pedruscos por tierra, mar y aire planteando su incompetencia técnica y táctica. Será impepinable.
Pues bien querido Vicente, no hagas ni puto caso. En realidad es que somos así. Veletas, oportunistas, injustos y un poco gilipollas. Necesitamos disparar para curarnos de la herida, de la impotencia, del disgusto. Eso parece que nos reconforta. Ponte a salvo por un tiempo (en alguna isla desierta) y no creas que hay algo personal en el asunto. Lo hemos hecho con anterioridad con todos tus antecesores en el cargo. No se libra ni Dios.

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