martes, 1 de junio de 2010

¿FÁCIL?




Esta misma semana empezaremos a disfrutar del Festival Internacional de las Artes de Castilla y León en su sexta edición. Así lo espero y deseo para todos. Trae este año, con respecto a anteriores ediciones, algunas novedades: nuevo director, nueva imagen, nuevo nombre. A partir de ahora se llamará FACYL, queriendo subrayar con ello el doble sentido de las siglas del festival asimilándolo al significado que los diccionarios dan de la palabra “fácil”. Lo explica la Consejera en la presentación: “La principal vocación de esta preciada cita es facilitar el acceso a la cultura del presente a toda la ciudadanía sin distinción”. Pero seamos sinceros. En primer lugar, si realmente la principal vocación del festival era ponerlo facilito para que todo el mundo tuviera acceso a la oferta, ¿cómo es que lo ponen tan rematadamente difícil con la programación? Para empezar prácticamente ni Dios conoce a uno sólo de los artistas que actuarán.
La vanguardia, por definición, tiene precisamente como principal caballo de batalla la lucha contra lo fácil. La ruptura de los convencionalismos, la osadía a la hora de empujarnos por los caminos menos trillados del arte, el emocional y sensorial estreno de experiencias hasta la fecha inexploradas y por lo tanto, particularmente arduas, complicadas, laboriosas a la hora de comprenderlas sin esfuerzo, asimilarlas sin dudas y en fin, disfrutarlas por todo el mundo.
Evidentemente a estas alturas ya todos conocemos el carácter vanguardista del Festival y así debemos aceptarlo. Lo contradictorio es que, independientemente de la calidad de la oferta, mientras el discurso de presentación va por un lado (he aquí un festival a tope de propuestas de fácil comprensión para todos), la realidad de la programación que se nos ofrece va por otro (dificultad por un tubo: complejidad emocional, excentricidad, exploración, provocación, riesgo, heterodoxia, nuevos lenguajes, simbologías inéditas). En fin, me recuerda el caso a las directivas de esos equipos de fútbol que a comienzos de temporada anuncian las alegrías de un fútbol de ataque pero sin embargo fichan para ejecutarlas a un cuerpo técnico que basó su prestigio en el juego defensivo y el repliegue más absoluto.

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