martes, 2 de marzo de 2010

VIDEOCLIPS



Dediqué este fin de semana a leer “Música para tus ojos”, un estupendo ensayo escrito por el director del DA2, Javier Panera, centrado en la genealogía del vídeo musical y sus indiscutibles conexiones con otras manifestaciones artísticas como el cine o las artes visuales, a través del repaso del trabajo de los más importantes realizadores de videoclips a lo largo de los últimos 30 años, un estudio que, nos cuenta el prólogo, empezó a gestarse en Salamanca con ocasión de la exposición “Video Killed the Radio Star”, celebrada en el DA2 en 2005 bajo el comisariado del crítico musical Diego A. Manrique y del propio Panera, y que no pudiendo entonces ver la luz, ahora recupera felizmente el Ayuntamiento de Astorga, publicándolo como obra ligada a la programación de su Festival de Cine.
Desafortunadamente hoy el videoclip no vive precisamente su edad de oro. La crisis de la industria musical ha venido también a hipotecar su futuro como consecuencia del recorte de aquellos alegres presupuestos que las compañías discográficas, mecenas interesados de este arte, dedicaban a la promoción de sus lanzamientos. La producción de videoclips era la principal partida promocional, a veces superando los gastos de grabación del propio disco que se trataba de publicitar. Resulta curioso comprobar cómo, sin embargo, las posibilidades de difusión de estos videoclips se multiplican gracias al incremento de canales de televisión y a internet donde fenómenos como el YouTube sirven para expandir una manifestación que a estas alturas ya nadie debe dudar de que constituye una de las artes más universales, directas, modernas, juveniles y masivas de los últimos años y en la que trabajaron, como repasa Javier Panera en su documentadísimo estudio, algunos de los mejores directores cinematográficos del mundo.
Seguramente será imposible que se vuelva a vivir aquella fiebre que sentíamos los adolescentes de los ochenta ante el estreno de vídeos como “Thriller” de M. Jackson, dirigido por J. Landis, pero ojalá los nuevos realizadores consigan ir supliendo con ilusión y creatividad la falta de presupuesto para que los fanáticos del género podamos seguir disfrutando de estas maravillosas películas musicales condensadas en tres o cuatro minutos.

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