MITINES A DOMICILIO por Juan Mari Montes
Llamaron al timbre, abrí y en una milésima de
segundo, tenía a Rajoy en mitad del salón gritando eso de que nos atacan los
radicales y extremistas. Me pilló muy desprevenido pero con unos reflejos asombrosos
salté detrás del sofá para esconderme. Uno ya no puede estar tranquilo ni en
casa. Menos mal que Don Mariano me tranquilizó: “No hombre, salga usted, estos
señores que me acompañan son simplemente mis guardaespaldas y venimos a
hablarle de lo mucho que nos jugamos el 26 J”. Ah, coño, vale, acabáramos, qué susto.
A pesar de lo que pudiera parecer, teniendo a Rajoy
hora y media dándome el tostón en mi sofá, con el tiempo he adquirido cierta
soltura para deshacerme de los agentes comerciales, así que poco a poco fui
sacando al presidente de casa pero justo al cerrar la puerta oigo gritar a mi
mujer desde la cocina. Corro allá y me encuentro que acaba de colársele por la
ventana Pedro Sánchez. Tal cual. Como un mochuelo desorientado. Pedro es mucho más
guapo en persona que en la tele y en menos de un minuto, nos lava el cerebro a los
dos, con el cuento de que si votamos al PSOE ahora sí va a hacer todo lo que no
le dio la gana cuando gobernó. Acto seguido nos da la mano y se arroja de nuevo
por la ventana sin recordar que vivimos en un tercero. No queremos asomarnos porque
seremos inocentones pero también muy sensibles con las escenas escabrosas.
Acto seguido oigo discutir a mi hijo en su
habitación. Pego la oreja a la pared y resulta que en vez de estudiar Fisiopatología
para el examen del jueves, está discutiendo con Errejón sobre su futuro que según
Iñigo se le presenta feo feo y lejos de España. A saber por dónde se le ha
colado el tipo en la habitación. Sospecho que hablan por Skipe. Con todo, los
dejo, no quiero invadir la intimidad de mi hijo que para esas cosas es muy
especial.
Un poco mareado de tantas emociones fuertes y mítines,
me dirijo al dormitorio con la idea de descansar. De pronto ahí entre las
sábanas aparece Inés Arrimadas, de la que estoy platónicamente enamorado. En
fin, soy todo un caballero. No daré detalles. Así que aquí acaba el relato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario