
Si acaso estas Navidades se contagian del virus del afán consumista de regalar, por favor, regalen libros. En principio, no importa cuáles: guías gastronómicas o poesía postmoderna, clásicos universales o best seller de ahora mismo, tratados metafísicos o novelitas del oeste, ensayos biográficos o manuales de urbanidad, voluminosos diccionarios o coloristas atlas, catálogos numismáticos o folletines de autoayuda, los santos evangelios o el kamasutra ilustrado.
Vamos a llenar las estanterías de todos nuestros amigos de un buen montón de libros. Y las bibliotecas de nuestros padres y el cuarto de nuestros hijos y el atril de nuestros obispos y el bolsillo trasero del vaquero de las profesoras y el ocio de nuestros parados y el aburrimiento del prejubilado y el insomnio de los negociadores de fusiones bancarias y la mesilla de las meretrices y la habitación del hotel de concentración de los futbolistas y el jacuzzi de los presentadores de programas del corazón y el pesebre de los políticos y el camarote del yate de los narcos. Vamos a ponerle un libro delante de las narices a todos los viajeros del autobús urbano, a todos los que tiemblan en las salas de espera de los hospitales, a todas las canguros aburridas en el parque, a todos los porteros de los inmuebles del barrio. Vamos a apagarle el televisor a los cotillas, vamos a robarle el Marca a los forofos, vamos a quitarle la play station a los adolescentes, vamos a darle el cambiazo por cualquier libro, un libro lleno de princesas o teoremas, sonetos del siglo de oro o pirámides egipcias, canciones o versículos, mentiras o verdades, palomas mensajeras o acueductos, accidentes geográficos o teorías astronómicas. Vamos a regalarle a todo el mundo libros por un tubo.
Me está pareciendo que muchas de las heridas y carencias, muchas de las neuras y enfermedades mentales, muchas de las faltas de tino y ortografía, muchas de las ignorancias atrevidas y penas del alma, seguramente seríamos capaces de curarlas leyendo. Por supuestísimo, incluyendo en primer lugar, las de un servidor. Me pido para Reyes “Sepulcro en Tarquinia” de Antonio Colinas. Edita Visor.
PUBLICADO ORIGINALMENTE EN LA GACETA EL DÍA 15 DE DICIEMBRE DE 2009
sabes si esta imagen tienes derechos de autor? esk necesito usar la para un trabajo. gracias
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